A mediados de los 1970s, la fama de Pong ya era internacionalmente conocida. En México, el poder jugar este videojuego en la comodidad del hogar era verdaderamente un lujo. Se necesitaba conocer a alguien que viajara a Estados Unidos e hiciera el favor de traer uno de los tantos clones de Pong. Fue en este escenario cuando el Ingeniero Morris Behar, bajo la marca Novedades Electrónicas, S.A., se empeñó a crear un clon del éxito de Atari, a un costo accesible, con el objetivo de venderlo al público mexicano.
NESA Pong fue el fruto de ese proyecto, una consola Pong no solamente exitosa en México, sino que también con una distribución notable en otras zonas de Latinoamérica.